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Se recomienda seguir un modelo de consumo moderado y responsable: disfrutar del vino con las comidas, alternarlo con agua y siempre evitar beber en exceso.
El consumo regular de vino en cantidades moderadas acompañando la comida, está asociado con diversos beneficios para la salud, especialmente si forma parte de una dieta mediterránea.
Cuando tomás un vaso de vino, no sólo importa la cantidad, sino también cómo lo haces; el llamado «patrón de consumo».
VINO Y SALUD
Menor riesgo
especialmente debido a una menor tasa de:
Un riesgo más alto
especialmente debido a una mayor tasa de:
Se sabe que el vino, cuando se consume con moderación y en el contexto de una dieta mediterránea y un estilo de vida saludable, aporta beneficios para la salud. Está científicamente demostrado por diversos estudios a lo largo y ancho del Planeta.
De hecho, quien toma vino de forma moderada tiene un menor riesgo de morir de algunas enfermedades (infartos coronarios, ictus, diabetes tipo 2, etc.) que aquellos que no beben vino ni bebidas alcohólicas o aquellos que lo hacen en cantidades elevadas.
No se aplica a personas y/o situaciones específicas. Si tenés alguna duda, consultá a tu médico.
Por otro lado, los riesgos aumentan con cada copa o unidad ingerida por encima de las directrices recomendadas de moderación.
Esta relación se conoce como «curva en J».
El consumo de alcohol irresponsable o excesivo está asociado con un abanico de enfermedades crónicas a largo plazo que reducen la calidad de vida de una persona. Entre ellas: hipertensión, problemas cardiovasculares, cirrosis hepática, adicción, varios tipos de cáncer, daños cerebrales relacionados con el alcohol y otros problemas.
Además de estos riesgos potenciales para la salud, también puede haber consecuencias en el ámbito social, tanto para quien bebe como para su entorno, incluyendo a familiares, amigos y compañeros de trabajo, así como otras personas y desconocidos.
VINO Y DIETA
Ancel Keys fue un fisiólogo estadounidense conocido por su contribución al estudio del efecto de la dieta sobre las enfermedades cardiovasculares. De hecho, fue el primero en dar a conocer la dieta mediterránea en la década de los 60´, dada su consideración como una de las dietas más sanas. Desde entonces, ha sido estudiada por los científicos para desgranar y entender la ciencia que esconde.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la dieta mediterránea, que incluye un consumo moderado de vino, como una de las más saludables del mundo.
Una alta ingesta de alimentos vegetales, frutas, verduras, frutos secos y legumbres.
Una alta ingesta de cereales, principalmente integrales.
Contar con el aceite de oliva virgen extra como fuente principal de grasa.
Una ingesta moderada de pescado, productos lácteos y carne de ave (carne blanca).
Un consumo moderado de alcohol, preferiblemente vino con las comidas.
Un bajo consumo de huevos, así como de carne roja y procesada.
Vino y calorías
Se recomienda la moderación en el consumo de comidas y bebidas. Sin embargo, quizá tenés dudas sobre tu ingesta diaria de calorías y cuántas contiene el vino.
Las calorías no son las mismas en todos los vinos y el número exacto depende del contenido de alcohol y de azúcar de cada vino. Y de una menor aportación que proviene de los ácidos orgánicos.*
*Aproximadamente, entre el 3 y el 5% de las calorías totales por litro de vino son ácidos orgánicos, por lo que no se tienen en cuenta en nuestros cálculos.
Como cualquier fruta, las uvas contienen azúcar. Cuando se prensan, el azúcar va directo al mosto de las uvas. Este azúcar sirve de alimento para las levaduras y después se convierte, a través de la fermentación del mosto, en alcohol.
La fermentación del azúcar continuará hasta que se haya alcanzado un nivel específico de alcohol. En ese instante, la fermentación se detendrá y el azúcar que no se haya convertido en alcohol permanecerá en el vino. Es lo que llamamos «azúcar residual».
Cuanto más azúcar haya en las uvas, más alcohol tendrá el vino.
Según la cantidad de azúcar residual, los vinos tranquilos pueden ser secos, semisecos, semidulces o dulces.
Cada gramo de azúcar contiene 4 kcal: cuanto más azúcar tenga el vino, mayor será su contenido calórico.
Las calorías que contienen las bebidas alcohólicas proceden principalmente de su contenido en alcohol. De hecho, se sabe que 1 g de alcohol contiene 7 kcal.
Por ejemplo: una unidad de alcohol de 10 g contiene 70 kcal (estas 70 kcal sólo tienen en cuenta el contenido en alcohol. Por lo tanto, suponen solamente una parte del total de calorías de la bebida).
Los vinos con una graduación mayor (alc. % vol.) tendrán más calorías que aquellos con un volumen de alcohol más bajo como, por ejemplo, un vino fortificado comparado con un vino blanco suave.
Por lo tanto, el contenido en alcohol de un vino puede ser un buen primer paso para conocer las calorías de un vino en concreto.
El total de calorías de un vino dependerá, pues, de la cosecha que hayas escogido y variará según el tipo de vino (seco, semiseco, semidulce o dulce).
Las calorías que contiene una copa de vino dependerán del tipo de vino y del tamaño de la copa.
Si querés limitar las calorías que ingerís es preferible un vino seco a uno dulce.
Los vinos secos tienen una cantidad muy pequeña (o nula) de azúcar, mientras que los vinos dulces pueden tener diferentes niveles de dulzor (de medio a dulce). El porcentaje de alcohol dependerá del tipo de uva, el clima de la región, del terroir, etc.
VINO Y CALORÍAS
Los vinos tintos ligeros de cuerpo ligero suelen ser refrescantes y ofrecer una acidez elevada, siendo fáciles de beber. Un ejemplo de este tipo de vinos son los basados en pinot noir (Francia) o primitivo (Italia).
Los vinos tintos de cuerpo medio son fáciles de maridar con una gran variedad de comidas y ofrecen una textura más sustancial. Algunos ejemplos pueden ser los basados en cabernet granc, merlot y garnacha.
Cabernet sauvignon, malbec, tannat, syrah o la touriga franca (tintos DOC Douro) son tipos de uva que pueden dar vinos tintos de gran cuerpo. Estos vinos serán potentes y parecerá que están más concentrados, con una fantástica estructura tánica, niveles de alcohol más elevados y mayor densidad de aromas. Pueden degustarse con una gran cantidad de carnes y pastas.
En la mayoría de los casos, será refrescante y con una intensa acidez. Se puede apreciar en su juventud con aromas varietales frutales, mientras que algunos de ellos pueden envejecerse desarrollando una gran complejidad (por ejemplo, pinot gris/pinot grigio, riesling, el vino verde o sauvignon blanc con una graduación alcohólica de alc. 11,5 % vol.).
Un vino blanco de gran cuerpo se aprecia, a menudo, por su rica textura y sabor concentrado: las notas de mantequilla, vainilla o crema son resultado de las técnicas de elaboración que implican añejado y fermentación en barricas, y menos contacto. Son muchas las uvas pueden dar vinos de gran cuerpo: sauvignon blanc, gewürztraminer, albariño. Sin embargo, es la chardonnay la que lidera esta categoría.
Los vinos blancos dulces son muy dulces y maridan bien con postres, quesos o, incluso, chocolate. Algunas de las variedades más famosas son las destinadas al Tokaj o al vin santo.
Los vinos rosados pueden ir de secos y minerales a dulces y afrutados. Normalmente, son algo más ligeros que los tintos, lo que implica menos alcohol. Así pues, el número de calorías que contiene una copa de vino rosado dependerá de la variedad de la uva y del nivel de alcohol.
Los vinos espumosos se producen en todo el mundo y son conocidos por su elegancia. Normalmente, tienen un menor contenido en alcohol (entre 11 y 12,5 % de alcohol por volumen).
Los vinos aromatizados como el vermut son vinos fortificados que han sido aromatizados con raíces, especias y frutas, y también con hierbas. La cantidad servida por copa de estos vinos es normalmente menor que en el caso de los vinos tranquilos.
Los vinos fortificados o licorosos se elaboran añadiendo alcohol, ya sea antes, durante o al final de la fermentación alcohólica. Su contenido en alcohol puede llegar al 20 % por volumen, o incluso ser mayor. Pueden ser de secos a dulces. Los estilos más dulces, como el oporto, el Jerez dulce o el madeira dulce son sabrosos y siempre se sirven en pequeñas porciones (entre 60 y 85 ml).